El Patronat Municipal d’Esports de Tarragona, con la autorización de la Federació Catalana d’Atletisme, y bajo el control del Comitè Català de Jutges ha organizado la 26a Mitja Marató + 10k. “Ciutat de Tarragona”.
El inicio de esta carrera tuvo lugar a las 10:00 horas del día 26 de noviembre de 2017 en una mañana soleada, brillante y con muy buena temperatura.
La tarde anterior me acerque al Polideportivo Municipal del Serrallo para recoger el dorsal y ya se sentía ese ambientillo que nos gusta tanto a los corredores, entre la emoción y el nerviosismo.
Me entregaron el dorsal y una chaqueta impermeable color azul, de muy buena calidad y que me probé allí mismo ante la insistencia del señor que me estaba atendiendo. Para asegurarme que era mi talla y que estaba cómoda con ella —me dijo el amable señor—. Y sí, la verdad es que es muy cómoda, con bolsillos, de las que se pueden usar para entrenar.
El día siguiente, el de la carrera, nos desplazamos a la localidad 3 integrantes del C. A. Fraga-Bajo Cinca para participar en el evento deportivo, concretamente Fco. Javier CEBRIAN, Jose Manuel SEGURADO y yo, Maria de los Ángeles CASTILLO junto con nuestra reportera gráfica Montse HORTA.
Nada más llegar a la calle donde estaban situados los arcos de salida y llegada de las carreras nos damos cuenta de que hay un despliegue de medios impresionante, de que esta carrera está organizada al milímetro y todo está previsto. Está claro que la organización del evento está muy concienciada de que los protagonistas de esta fiesta deportiva son las 2000 personas que vamos a correr por Tarragona y que esta no es una de esas carreras organizadas por el “Boom del running”, sino que es una carrera para los corredores.
NOTA: quien no entienda la diferencia entre un corredor y un runner, está claro que corredor no es. Que simplemente se ha apuntado a la moda.
A lo nuestro. A las 10:00 horas, con puntualidad británica, se dio el disparo de salida de una media maratón que transcurría por las calles, polígonos y la zona portuaria de esta localidad costera.
Lo que más me impresiono al principio fue que Tarragona era nuestra, de los corredores. Calles y avenidas totalmente cortadas al tráfico para que pasemos nosotros, los corredores. Policía local, protección civil y voluntarios controlando el recorrido.
Muchísima gente por todas las calles animando a todo el mundo (familias enteras de todas las razas y etnias). Infinidad de fotógrafos por todo el recorrido…
En lo deportivo, como no podía ser de otra manera, fue un exitazo. Los 2000 participantes entre la Media Maratón y la 10k disfrutamos de una carrera dura no, lo siguiente. Una rompe-piernas de subir y bajar calles de forma constante, que hizo las delicias de los corredores más fuertes y que acabo siendo una pesadilla para mí. Pero eso sí, una verdadera visita turística por la ciudad.
Y el caso es que todo iba medio bien hasta que llegamos al Espigón, kilómetro 15.
Me explico: Se da la salida y Javi, que es de la elite, sale de los primeros y no lo volví a ver hasta que entré en la meta, como siempre. A Jose Manuel, que últimamente está que se sale, en el kilómetro 4 le digo que no le aguanto el ritmo y que tire. Total que voy haciendo mi carrera hasta el kilómetro 15 en el que me da un bajonazo y no puedo ni con mi alma.
Empiezo a correr por el espigón, unos 3 kilómetros entre ida y vuelta de duro suelo de cemento que parecía que tenía doble gravedad y me impedía levantar las piernas.
No había llegado al kilómetro 16 cuando Jose Manuel que ya venía de vuelta, a muy buen ritmo, pasaba por el kilómetro 17. Pero eso sí, animándome como siempre.
Que mal —pienso para mí—, ya me saca como mínimo 5-6 minutos, y no puedo ni con mi alma.
Me sigo arrastrando metro a metro hasta que en el kilómetro 17, ya de vuelta, me pilla la liebre de 1’50”. Las fuerzas no me dan para seguirla y poco a poco se va alejando.
En el kilómetro 18.5 me encuentro con 500 metros de adoquines que me acaban de rematar. ¡Uff, que mal cuerpo se me ha quedado! —me digo cuando lo traspaso y me encaro a los 2 últimos kilómetros que me quedan.
Y finalmente llego a la meta. Naturalmente, como me enseño Isabel, esprinto para pasar por el arco de meta.
DETALLES DE CALIDAD:
Nada mas cruzar la meta se me acerca una chica de la organización interesándose por mi salud y entregándome un poncho de plástico para evitar la hipotermia y me acompaña a uno de los carriles donde se distribuye el avituallamiento final.
Lujazo de Avituallamiento. Que he ido a medias maratones en las que no me han dado ni las gracias por participar. Si, de esas carreras que se organizan por lo de la moda den running. Como hoy en día todo el mundo piensa que puede organizar una carrera y sacar dinero, pues aparecen carreras mediocres como setas.
Lo que decía, avituallamiento de lujo. Mientras hacia el paseíllo para salir de la zona del corredor, me dieron: 1 botella de agua, una bolsa de plástico para poner un aquarius, una cerveza con limón, 2 manzanas, una bolsa con palitos de pan salados, unas cuantas galletas, un trozo de coca de azúcar y al final nos dieron unos vasos de plástico conmemorativos de la carrera.
Fotos Montse Horta
Quiero hacer especial mención que en todo momento me dio la sensación de que los corredores éramos los protagonistas de la fiesta deportiva. Y la verdad es que eso me gustó mucho.
Todo y que ese espigón y yo tenemos una deuda pendiente para el próximo año.
Maria de los Ángeles CASTILLO HERNANDEZ.
Fotos Montse Horta