El pasado día 5 de junio, domingo, se celebró en la población de Foradada (Lleida) la Trail Lo Bunker Extrem, de 22 km. y 1150m. de desnivel positivo junto con una trail de 14 km. +700m. y una caminata de 11 km. +500m.
Este domingo engañé a una amiga mía para que me acompañara a la localidad de Foradada e hiciera la caminata. Naturalmente no le explique que la caminata tenía 500 metros de desnivel, porque ha tardado un año en perdonarme después de inscribirla a una caminata de 25 km. (Lleida-Almacelles).
Bien tempranito me pasa a buscar en su coche y nos hacemos animosamente los 40 km. que hay desde Lleida a esa localidad.
Llegamos y vamos a por la bolsa del corredor y los dorsales. Una bolsa de corredor sin apenas publicidad y con una camiseta, un gel dermo, un jabón natural, una compresa caliente de un solo uso, una bolsa de patatas grande, un pen de 8 Gb, un zumo, una cerveza, un 5-hour ENERGY,… Vamos, lo que se llama una bolsa completísima.
Poco a poco empieza a venir gente y el lugar se anima.
En total las pruebas deportivas ha conseguido reunir en la pequeña población más de 300 personas con ganas de disfrutar del deporte y de un día con una temperatura ideal.
A las 08:30 horas se da la salida de la prueba Trail Lo Bunker Extrem, de 22 km. y +1150m en la que participo yo (María de los Ángeles Castillo) como única representante del club. 30 minutos más tarde tomaron la salida los corredores participantes de la trail de 14 km. y los caminantes.
Se inicia la carrera de forma tranquila y en menos de 2 km. empezamos a serpentear por las subidas.
Poco a poco los primeros corredores se distancian del resto dejando muy claro quiénes son los verdaderos dominadores de la prueba.
Consigo subir la primera montaña a mi ritmo sin cansarme demasiado. Hasta que llego al kilómetro 4 en el que la desgracia se ceba con una servidora.
Pego un tropezón y me caigo rodando sobre mi cuerpo. Me pego una santa “leche” y me quedo tirada en el suelo en una de esas posturas extrañas que solo hacen los de yoga.
Cuando abro los ojos se me cae una lágrima. Mi frente se ha quedado a apenas dos centímetros de una piedra puntiaguda. Para matarme –me digo a mi misma.
Cuando me voy a levantar noto un fuerte dolor en la pierna. Se me ha subido el gemelo y empiezo a rabiar. Afortunadamente para mí aparece Francisco, el chico encargado de cerrar la carrera y me pregunta que me pasa. Le digo lo del gemelo y me coge la pierna, le da dos meneos y consigue que el gemelo se ponga en su sitio.
Afortunadamente llevo las medias compresivas y tengo la esperanza de que el gemelo no se vuelva a subir. Aunque me queda el dolor.
Si alguno de vosotros se le ha subido el gemelo alguna vez, ya sabe que durante dos o tres días queda ese dolor molesto e intenso.
Me tomo unos minutos para incorporarme y mirar los desperfectos: Rodillas sangrando como si me hubiera caído del columpio. Fuerte golpe en el muslo y la cadera. Hematoma y herida abierta en los hombros. Un par de erosiones en el brazo y varias piedras pequeñas clavadas en las manos.
Me quito las piedrecillas de las manos y me reincorporo.
En este punto me doy cuenta de que soy la última de carrera y no hay posibilidades de alcanzar a los corredores que tengo por delante.
Me quedan 18km. y +1000m. de desnivel por delante. Tengo el chasis abollado y una rueda pinchada. Todo y eso, medio coja y dolorida, empiezo a caminar. Francisco va tras de mí y de vez en cuando me pregunta como estoy y que tal va esa pierna.
Llegamos a un avituallamiento en el kilómetro 7 donde hay una manguera para refrescarse. Me limpio las heridas, cojo un poco de fruta y continúo caminando. Me digo a mí misma que como me pare y se me enfríe la musculatura no voy a poder arrancar de nuevo. Me duele todo el cuerpo.
Pronto llega otra cuestecita y mi compañero ocasional, con el que voy conversando por el camino, empieza a explicarme como se debe subir y bajar por las montañas. Para subir pasitos cortos, y para bajar hecha el cuerpo hacia delante –me va indicando–. Aprovecho las bajadas para trotar y las subidas para descansar un poco.
Cuando consigo llegar a la siguiente cima se me ocurre parar para hacer unas fotos de aquellas vistas tan maravillosas y saco el teléfono. Pero no hay tu tía. Del revolcón el teléfono se ha bloqueado y no reacciona (lo siento, pero no hay fotos).
Hemos disfrutado de maravillosos paisajes. Hemos atravesado a lo largo del recorrido, trincheras, bunkers y un nido de ametralladoras de la guerra civil. Hemos entrado por un castillo, y hemos podido disfrutar de las obras rupestres que se han realizado en medio de la montaña debido a un concurso artístico.
Pero no he podido hacer fotos porque al teléfono no le ha dado la gana de funcionar.
Y así, poco a poco y gracias al apoyo y ánimos que me fue dando Francisco, mi compañero de excursión ocasional, consigo arrastrarme hacia el pueblo y recorrer los 22 interminables kilómetros.
A 300 metros de la meta el speaker anuncia nuestra presencia y Francisco me dice: ¿nos marcamos un sprint?
Y… empezamos a correr como locos hacia la meta como si fuéramos a ganar la carrera, al puro estilo Isabel pascual.
La gente irrumpe en aplausos como si realmente hubiéramos ganado. Y realmente me siento como una campeona aunque haya sido la última en atravesar el arco de meta.
Datos técnicos:
Durante el recorrido hemos encontrado 6 avituallamientos, 4 de ellos con agua, bebida isotónica, coca-cola, frutos secos, golosinas y fruta variada.
La señalización ha sido buena y el trabajo de los voluntarios impecable. Estaban donde tenían que estar y muy atentos con los corredores. Te iban dando indicaciones para que no te perdieras.
Al llegar a la meta nos esperaba un abundante avituallamiento final con refrescos, bebida isotónica, cerveza, agua, fruta variada, bocadillos de queso y de butifarra, ensalada de pasta,… BRUTAL.
Al final de la carrera los ganadores han sido: Ivan Mencho (Maratonianos del Segre) con un tiempo de 2:03:31 en categoría masculina, y karma Cabanillas (Ekke) con un tiempo de 3:03:57 en categoría femenina.
En cuanto a mí, he atravesado la línea de meta en 04:07:43.
…//…
24 horas después:
He pasado una mala noche y sin poder encontrar la postura para poder dormir. No hay parte de mi cuerpo que no me duela. He descubierto hematomas nuevos en mi cuerpo. Todavía me duele la parte del gemelo. Pero de todo lo que más me preocupa es que no se me pasó por la tela del pensamiento abandonar. No acabar la carrera.
Y es que… soy una “Chispi” de verdad. Acaso Montse dejo de hacer la caminata de Gósol después de torcerse el pie. Acaso Isabel deja de correr con esos resfriados y fiebres que coge de vez en cuando. Acaso el Cebri dejo de correr en Rosselló después de desguinzarse. Y José Manuel… acaso no corre con la rodilla maltrecha.
No sé. Igual es una tontería, pero… ¿tú que hubieras hecho? …
María de los Ángeles Castillo.