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martes, 5 de junio de 2018

Hay días que “no” y días que “si”.

 
 
El pasado sábado estuve en Juneda para correr la Cursa de les Cassoles. Esta carrera consta de dos distancias, una de 5,5 kilómetros y otra de 10 kilómetros, y además de dos marchas, una de 14 kilómetros y otra de 5,5.
 
Esta carrera es una de esas carreras que se me resiste año tras año, pero lo sigo intentando, que no se diga que me rindo fácilmente.
 
Lo dicho, me desplazo el sábado por la tarde a la localidad para participar en la Cursa de les Cassoles un año más, pero el sábado era el día del “no”.
 
Después de saludar a los amigos y de calentar un poquito, los corredores nos agrupamos bajo el arco de salida para iniciar la carrera.
 
Estábamos preparados para la salida cuando se va la luz y se nos cae el arco encima. Evidentemente la anécdota da para bromas y relajarnos un poquito, y para contar las veces que estas a punto de iniciar una carrera y pasa algo inesperado.
 
El tema se solventa sin más incidentes y se da la salida a los casi 160 corredores de las dos distancias y los numerosos caminadores.
 
Empezamos a correr en masa y a gran velocidad por las calles de Juneda. Y esta vez nadie se me atraviesa, como me paso el año pasado, y la verdad es que hago una buena salida. Pero como la alegría dura poco en la casa del pobre, en el kilómetro uno, antes de llegar a la zona del canal, me da un tirón en la pierna y me tengo que retirar dolorida, cojeando y defraudada por el inconveniente.
 
Enseguida aparecen unos amigos para preguntar que me ha pasado y para darme unos consejillos prácticos (estira la pierna, aplica un punto de presión, cuando llegues a casa ponte hielo, toma un ibuprofeno,…) cosa que hice.
 
Total que me quedo a unos 500 metros de la llegada, a la salida del puente del canal para ver pasar a los corredores.
 
El tema es que justo en ese punto, en medio de la salida del puente, hay un pilón muy peligroso que aunque estaba marcado con cinta, más de un corredor no vio y se tropezó. Si a eso le sumo que vi un par de corredores (de los que se juegan la lliga) con cara de enfadados porque se habían equivocado de circuito, la verdad es que estuve entretenida.
 
Por lo demás, es que todo muy bien. Buena organizacion (lastima el tema de la ambigua señalización de la separación de las dos carreras), generoso avituallamiento, buen ambiente,…En general bien.
 
Llego a casa, me pongo el hielo y me tomo el ibuprofeno para relajar la pierna, puesto que mi intención para este fin de semana era hacer doblete Juneda-Vilanova.
 
A las 06:30 horas del domingo suena el despertador y me levanto espitosa. La pierna me duele menos y lo voy a intentar aunque alguien piense que es una locura. Sigo con mis planes domingueros.
 
Llego a Vilanova de Bellpuig y empiezo a encontrarme a gente que me preguntan cómo estoy de la pierna. El tema de lo de mi pierna ha corrido como la pólvora. Yo que creía que pasaba desapercibida…En fin, que aunque no nos demos cuenta, como los corredores somos una gran familia, todos nos preocupamos de todos.
 
Recojo el dorsal, la bolsa del corredor y empiezo a calentar lentamente teniendo muy claro que si me resiento de la pierna, me retiro y se ha acabado.
 
A las 09:00 horas, bajo la amenaza de lluvia, se da la salida a la carrera de 5 y 10 kilómetros con presencia de 250 corredores que empezamos a callejear por el pueblo a toda castaña.
 
Aguanto bien la salida y noto que puedo correr bien, aunque noto la molestia. Me animo sola y me digo que si el dolor aumenta me paro y no pasa nada, al fin y al cabo, no me juego nada y esto de correr lo hago por pura diversión.
 
Sigo corriendo y corriendo y sin darme cuenta estoy en el kilómetro 3 y me encuentro bien, voy a buen ritmo, con molestia pero con dolor controlado. Supongo que correr por caminos es menos agresivo que correr por asfalto y voy bien, cosa que me anima mucho.
 
Y sin darme apenas cuenta me planto en el arco de meta. Con la sensación de que la carrera me ha salido redonda. Hoy sí que “sí”.
 
En otro animo de cosas decir que la carrera ha estado muy bien organizada en todos los aspectos, empezando por la fórmula de inscripción con camiseta o sin camiseta para que no salga tan cara la inscripción. Otra cosa que también me ha gustado es que en la bolsa del corredor había productos de la zona.
 
El avituallamiento final un lujazo: 4 tipos de fruta diferente (manzana, plátano, sandía, melón) gominolas, chocolate con almendras, agua, coca-cola, limonada, naranjada, cerveza, bocadillo de tres clases (jamón, queso y lomo) y un chocolate desecho con coca increíblemente bueno.
 
Con esto no quiero decir que en la Carrera de Juneda se nos tratara peor o que el avituallamiento no fuera generoso, que lo fue, como siempre ha sido. Lo que digo es que el domingo, en Vilanova de Bellpuig fue el día del “Siiiiiiii”.
 
 
Maria de los Ángeles CASTILLO.
 



 

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