Este año como el anterior se ha celebrado una carrera de 10 kilómetros y otra de 5 kilómetros.
Un grupo de 3 animosos corredores del club (Nadia Segurado, José Manuel Segurado y María de los Ángeles Castillo) se desplazan a la localidad para participar en la carrera de 5 kilómetros junto con nuestra fotógrafa Montse Horta. Haciendo un recorrido de 130 kilómetros de ida y otros 130 kilómetros de vuelta a casa.
Después de algunas semanas con niebla en Fraga y Lleida se agradece el sol espléndido que reina en la localidad y la agradable temperatura de 7 grados, ideal para correr.
Puntualmente a las 11:00 horas de la mañana se da salida a la carrera de 10 kilómetros “a grito pelao” de preparados, listos, ya. Y los corredores de esta distancia empiezan su odisea particular.
A las 11:30 horas se da la salida de la carrera de 5 kilómetros y empieza la aventura.
La primera sorpresa la encontramos en la salida de 5 kilómetros. Parece que la organización ha decidido fusionar una carrera infantil y una canicross en la misma salida, con lo que eso supone. Los niños, hábidos de protagonismo y voracidad ganadora han copado la línea de salida. Reconozco que me he enterado que la salida era conjunta cuando los he visto en la línea de salida preparados para iniciar la carrera 5 minutos antes de la hora indicada. Hasta ese momento creía que había una carrera infantil, una canicross y una carrera de 5 kilómetros. Pero en mi mente se ha impuesto la realidad al primer empujón de un grupito de críos, que me ha relegado a la cuarta o quinta línea de la parrilla de salida.
No puede ser. Decía mi mente mientras escuchaba el preparados, listos, ya. Pero sí, ha sido. En ese instante he visto como se abrían las puertas del infierno (aquí exagero un poco para darle dramatismo al tema).
De repente hordas de niños de todas las edades han empezado a correr como alma que lleva el diablo o como si se acabara el mundo. Esta ha sido la primera sorpresa.
La segunda sorpresa ha venido cuando en apenas 100 metros de la salida el circuito se ha estrechado considerablemente para proseguir por unas callejuelas en las que apenas cabían dos corredores. Esto podría compararse a cuando hacen obras en la autovía y en apenas 100 metros pasas de tres carriles a uno. Frenas y piensas que ha habido un accidente grave hasta que pasas al lado de la máquina que está cortando el césped y te dices a ti misma que con estas señalizaciones no es extraño que los conductores se despisten y no les dé tiempo a frenar. Pero sí. Hemos frenado. Qué remedio. O frenas en seco o te comes a los pobres críos que estaban taponando ya la calle. He lidiado con los cuatro críos que se me han atravesado y he empezado de nuevo la carrera.
La tercera sorpresa ha venido cuando en una de las callejuelas había aparcado un coche que no dejaba pasar ni a niños ni a los corredores, que por “nassos” hemos tenido que volver a parar puesto que 2 corredores a la vez no cabían. Otro tapón. Pasan los críos y otra vez iniciamos la carrera.
En apenas 1 kilometro los corredores se han visto en dos situaciones tumultuarias de cierta gravedad a las que se le había de sumar el peligro que suponían los niños que se atravesaban, literalmente, delante de los corredores, dificultando el normal desarrollo del inicio de la carrera.
Naturalmente estoy hablando de mi experiencia en la carrera de 5 kilómetros que es la que hemos vivido de cerca mis compañeros y yo.
En cuanto a la de 10 kilómetros, los compañeros han comentado al llegar a la meta que les ha pasado lo mismo, pero que afortunadamente no han tenido que lidiar con los críos atravesándose continuamente durante 2 kilómetros. Pero las estrecheces y el coche se lo han “comido”.
En este momento le doy 1 punto negativo a la organización. Han tenido el coche taponando el recorrido de la carrera desde las 11:00 a las 11:30 y nadie ha hecho nada.
En cuanto al resto de mi aventura personal, debo decir que un grupito de niños de unos 10-12 años han estado tocándome “els nassos” hasta el kilometro 2. Se sentían fuertes y han decidido correr en paralelo por el camino sin dejar que nadie les pasara. Reconozco que he estado a punto de perder las formas y darles un buen “berrido” pero he recapacitado y he pensado que en definitiva no era la culpa de ellos, sino de la organización, y he aguantado sin decirles nada. Pero me han roto los nervios.
En el kilometro 2 los críos se han desfondado y se han apartado del camino. Ha sido demasiado tarde. He asimilado que no había cogido el ritmo y que difícilmente lo iba a coger ahora que empezaba una pequeña subida. Me he dedicado a trotar un rato.
En el kilometro 4 “sorpresa”. Me rebasa una corredora con su precioso perro. Reconozco que no puedo evitar reírme. En ese momento me doy cuenta que estoy corriendo una canicross y yo no me he traído al gato.
Me entra la flojera y ante una subida muy pronunciada me paro y empiezo a caminar. De perdidos al río. Ya llegaré.
Cuando finaliza la subida, empiezo a correr de nuevo y me digo a mi misma: Mari Ángeles ten cuidado que a 100 metros de la meta hay un socavón importante y si metes el pie te va ha pasar lo mismo que te pasó en Linyola hace 2 años, todo el mundo se reirá de ti por ser la única que no vio el agujero. Sólo de pensarlo me duele hasta la rodilla.
Y prosigo en un “trote cochinero” hacia la meta saludando al escaso público y a un par de personas que hacían fotos. Con mucha pena y ninguna gloria. ¡Qué desastre!
El 2º punto negativo que otorgo a la organización va por la extraña fusión que han hecho en la carrera de 5 kilómetros. Como se les ocurre dejar correr a esa cantidad de críos con los adultos. Los corredores nos mirábamos impotentes ante los niños que se te atravesaban continuamente, que jugaban a “tapar las calles, que no pase nadie”, hasta el kilometro 2 que se han cansado de correr.
Podría decir muchas cosas más, pero lo dejaremos aquí. Doy la mañana por perdida y si lo llego a saber no le pido a mi amiga Isabel que me lleve. La pobre se ha visto obligada a correr, con el trancazo que llevaba, por llevarme a Oliana.
En lo estrictamente deportivo decir que la carrera de 10 kilómetros tenía un trazado duro y difícil, y que se ha comparado con una trail, ha hecho las delicias de unos pocos y ha sido la pesadilla de muchos.
En esta carrera los ganadores han sido en categoría masculina tres atletas del Team Blue Motors que han entrado juntos (David Adán y los hermanos Xavier y Francesc Jové) con un tiempo de 46.11 los tres. En categoría femenina la ganadora ha sido Sílvia Leal con un tiempo de 53.57.
En cuanto a la carrera de 5 kilómetros el ganador ha sido Bashir Butt con 17.49 y Olívia Bellaubí con 22.07.
Respecto a los representantes del C.A. Fraga-Bajo Cinca, la clasificación ha quedado de la siguiente manera:
-María de los Ángeles Castillo ha sido la núm. 34 en cruzar la meta. La 8ª de la general femenina con un tiempo de 28.01.
-Nadia Segurado Horta ha sido la núm. 62 en cruzar la meta. La 18ª de la general femenina con un tiempo de 32.46.
-José Manuel Segurado ha sido el núm. 63 en cruzar la meta con un tiempo de 32.46.
María de los Ángeles Castillo
Fotos Montse Horta
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