viernes, 29 de septiembre de 2017

PONTS TRAIL.

 


Este pasado domingo, 24 de septiembre, a las 09:00 horas, se celebró la carrera de montaña de Ponts, la “PONTS TRAIL 2n Memorial Bonaventura Alay”. 
Suena el despertador a las 06:00 horas de la mañana y ya me levanto de mala leche después de no haber pegado ni ojo por preocupaciones varias.  
Ganas de ir a correr me digo a mi misma mientras me arrastro hacia la cocina para tomar mi primera dosis de café en vena. Y ganas, lo que se dice ganas, no tenia, pero como ya me había levantado me pongo el uniforme de correr y me voy a buscar el coche y “me cago en toooo!!!!!!!!”. Resulta que lo había dejado debajo de un árbol y los pajaritos que vivían en él, tenían descomposición, y se han descompuesto encima de mi coche. (El resto de las maldiciones me las callo. Pero que sepáis que al final yo había abolido la prohibición de hacer pajaritos fritos). 
Después de una hora en coche llego a Ponts justo para ver como levantan el arco de salida.  
 
La mañana se había levantado fresquita, pero se veía despejado de nubes, preludio de que iba a caer una chicharrina de miedo, tal como fue al final. 
A las 09:00 horas se da la salida a los casi 80 corredores de esta prueba larga de 23 km y 1000 D+, que fuimos los primeros, tras nosotros lo harían los participantes de la prueba corta de 12,5 km. y 410 D+, y los caminadores. 
 
 
Se inicia la carrera y enseguida empezamos a subir  hasta encontrarnos con un camino boscoso y de tierra húmeda que nos acompañara unos kilómetros. En este tramo la dificultad mayor no era otra que intentar evitar que en las bajadas se nos fuera el pie y tubiéramos una desgracia. Como es evidente, y puesto que me levante con mal fario y un elevado estado “patosil”, tengo el primer aviso.   
Los primeros kilómetros de la carrera fueron un “rompe piernas” por  el subir y bajar constante. Sufrir un poquito las subidas y disfrutar a tope las bajadas, que para eso voy a estas carreras, para hacer el cabra en las bajadas. 
 
 
A medida que iba trascurriendo la carrera, empezaba a subir y subir la temperatura. El calor empece a notarlo cuando atravesé un prado inmenso recién segado.  ¡Y me pierdo!. 
500 metros después me doy cuenta que no veo ni cintas ni flechas y desando el camino. Debo mencionar que todo y que el recorrido estaba bien señalizado, no hubieran sobrado unas cuantas cintas más y más voluntarios.  
Pero a lo mio. Como no se hacen largos los 23 kilómetros, yo hago uno de regalo y vuelvo al prado recién arado para darme cuenta que allí, en medio, hay un palito con una flecha. Y como no puede ser de otra manera, me vuelvo a cagar en toooo!!!!!!!! 
Los miopes no vemos flechitas clavadas en palitos en medio del campo. 
 
 
Y sigo corriendo hasta atravesar el campo y me doy cuenta que a alguien le a dado por abonar la tierra, y que estoy pasando por debajo de unas torres eléctricas que parece que chisporrotean. Me da un rollo raro. No se si el olor o las torres, pero me acelero un poco para salir de ahí. 
En el kilómetro 17, en un camino embarrado,  me encuentro en el suelo tirado a mi amigo Fermín, al que le estaba asistiendo unos sanitarios de Bomberos y un par de corredores del C. U. D. O. S. de Artesa. Me paro para preguntarle, pero me dice que no es nada y que siga, que está bien. Pero por la cara que hacia la chica bombero que lo estaba asistiendo, ya sabia que no era una simple torcedura. 
Sigo corriendo, pero con mal cuerpo y mucha mas precaución hasta acabar mi carrera.  
Ya entrando en la meta me encuentro a Nuria, la mujer de Fermín, y le digo que está bien que ahora lo bajan.  
 
Y después de un rato, llega la ambulancia con el herido. Total una tontería. Fractura de tibia y peroné. El lunes le operaron. Dos meses sin apoyar el pie en el suelo, rehabilitación, 6 meses de baja más o menos.  ¡Esto de la montaña es peligroso! me digo a mi misma. 
En otro ámbito de cosas decir que la organización ha sido buena. Ha habido 3 avituallamientos durante el recorrido con agua, bebida isotónica y fruta,  y un  avituallamiento final, a pie de meta, con agua, bebida isotónica, coca de almendras, turrón, … y además la organización, nos tenia preparado para comer, una fideua con una cervecita fresquita y un yogur de postre.  
 
María de los Ángeles CASTILLO. 


Fotos Mª de los Ángeles Castillo 

2 comentarios:

  1. Un saludo des de la cama con la escayola! Me encanta leer siempre tus cronicas Mariangeles porque terminas la carrera hecho polvo, con agujetas... Rebentado vaya pero luego lees tu relato y piensas... Joder si tiene razon lo pasamos en grande! Y a por la proxima. Nose si sera dentro de 5, 6 u 8meses pero no dudes que alli nos encontraremos. Un fuerte abrazo de tu amigo Fermí

    ResponderEliminar
  2. Fermín deseo que te mejores, ya me contó Mª de los Ángeles lo que te paso, espero que se te haga corto el tiempo de lexion y enseguida estaras dándolo todo otra vez.
    Saludos.

    ResponderEliminar