Este domingo a las 08:30 horas, con puntualidad británica, se ha dado el cohete de salida a la 1ª Gerbtrail. Una prueba deportiva de montaña organizada en la localidad de Gerb (la Noguera) y que estaba dividida en una trail de 23km. +850m. de desnivel, una carrera-caminata de 10 km. y +450m. de desnivel y carreras infantiles.
A las 06:00 horas suena el despertador. ¡Qué horror! Esto no puede ser sano –me digo a mi misma al comprobar que es todavía de noche.
La mañana se ha despertado fresquita y a unas horas inmorales para ser domingo. A estas horas no cantan ni los gallos –pienso mientras me dirijo a la cocina a tomarme el primer tanque de café del día–. Pero eso no importa puesto que los casi 400 atletas que participan en la trail bien seguro han pensado lo mismo que yo.
Llego a la localidad de Gerb y todavía es de noche.
Me dirijo a recoger el dorsal y la bolsa del corredor con cierta expectación puesto que según me han dicho, la organización de la carrera se ha liado la manta a la cabeza y nos regala una camiseta marca Salomón.
Cojo la bolsa y me doy cuenta que pesa de lo lindo. Mi primer pensamiento es: Ya tengo otro caldito Aneto que tanto solucionan las cenas. Pero no. Esta vez no es así.
Mientras me dirijo al coche me encuentro a Dionisi y Ivan y me preguntan: ¿Has visto que melón nos han dado en la bolsa.
Melón. Estos todavía están dormidos –pienso mientras quedamos en el bar para hacer un café dentro de 5 minutos–. Y sigo mi recorrido hacia el coche.
Ya en el coche abro la bolsa del corredor y me encuentro un melón. Un hermoso melón de 3 o 4 kg. Me despierto de golpe. ¡Coñ…! (expresión no acta para menores). Con razón pesaba la bolsa. Me pongo a buscar el jamón en lonchas dentro de la bolsa, pero no está. Solo hay una botellita de aceite, un tarro de miel de ¼ y la camiseta. Si me llegan a poner el jamón me desmallo, se me cae la lagrimilla. Jajaja.
Ya despierta me dirijo al bar y empiezo a encontrarme con amigos y conocidos de las diferentes carreras. Esto ha sido un exitazo –pienso–. He ido a carreras en la que éramos 4 gatos y la verdad es que esta mañana en Gerb estábamos casi todos.
Me hago las fotos de rigor con los compañeros de mi equipo y con el resto de amigos, y enseguida se hace la hora de empezar la prueba.
Cohete de salida y al ataque. Empezamos a correr por las calles de la población cuesta arriba, como siempre.
De repente en el km. 1 una avalancha de 50-60 corredores empiezan a bajar de un camino. Parece que ha habido un error y los han enviado por un camino que no tocaba. Se forma un pequeño tumulto que entorpece al resto de corredores. ¡Cagada pastoret! Y esto nada más empezar –me digo con fastidio.
Pero como pasa siempre, a rio revuelto ganancia de pescadores. Este incidente ha permitido que durante 2 minutos mi amigo Ivanovic fuera el primero de la carrera de 23 km.
¡En hora buena Iván! Hoy has tenido tus minutitos de gloria. Y la verdad es que no todos podemos decir lo mismo. Jajaja.
Preparándome mentalmente para lo peor, me doy cuenta de que llevo un buen ritmo y que el recorrido de la carrera, por caminos, senderos y alguna trialera, me permite ir haciendo kilómetros con cierta facilidad.
El recorrido está muy bien señalado y en los desvíos además de haber cintas indicadoras hay flechas de cal en el suelo. Me da seguridad y mis temores se disipan.
No sé qué es lo que ha pasado, pero está claro que la carrera la han señalizado bien. ¡Ufff, Menos mal! Porque estas cosas te pueden amargar el dia.
Sigo corriendo y me encuentro el 2º avituallamiento en Vilanova de la Sal. Localidad que me trae gratos recuerdos debido a un partido de futbol que jugamos en la plaza del pueblo en el que mis compañeros iban en calzoncillos y yo acabe con 3 puntos de sutura en la barbilla. Pero esto es otra historia.
El caso es que en el avituallamiento del kilómetro 11,5 me encuentro con Rosa Águila que se estaba tomando un gel. Me extraña encontrarla puesto que es una corredora de montaña experimentada y a esas alturas ya me tendría que sacar 3 kilómetros de ventaja.
Rosa me explica que la semana pasada también corrió media maratón de montaña y que no podía tirar.
Consciente de que tiene un pequeño bajón decidimos correr juntas un rato hasta que se recupere. Y… empezamos a comentar cositas y a hacer kilómetros.
Al ver que llevamos el mismo ritmo, le digo que tire, que no me espere. Y ella me dice que no puede y que le va bien tener compañía. Le advierto que si llegamos juntas a Gerb en cuanto esté a 200 metros de la meta hago un Sprint. Que cuando veo la meta me olvido que tengo padre y madre. Ella se ríe y me dice que no me preocupe.
Los kilómetros van pasando y empieza una bajada bastante pronunciada. Flexiona las rodillas y pon el cuerpo hacia delante –me dice al darse cuenta de que torpeo.
En la bajada me saca unos metros pero en el camino la vuelvo a alcanzar.
No me he parado porque sabía que me ibas a alcanzar –me dice–. Y seguimos juntas subiendo y bajando por aquellos caminos empedrados.
Le digo que si tiene que tirar que tire, que si llegamos juntas a la meta voy a intentar pasar antes que ella, y ella contesta que no importa y que me agradece que la acompañe. Y seguimos quemando kilómetros y hablando.
Hasta que finalmente llegamos al pueblo, y dicho y hecho, cuando veo el arco de meta me lanzo como las locas, como si me fuera la vida en ello, y la paso. Cruzo la meta.
Inmediatamente después la cruza Rosa y nos damos un abrazo fraternal. En total hemos tardado 03:02:30h., no está mal.
Al final yo 2º master y ella 3ª. ¡Lo hemos conseguido!
A pie de meta nos esperan los compañeros y amigos y un magnifico avituallamiento final con agua, cerveza, ensalada de pasta, tomate, zanahoria, olivas, atun,…y un bocadillo de longaniza recién hecho. En definitiva, que la organización ha mimado un montón a los corredores y me llevo un grato recuerdo de la carrera.
María de los Ángeles CASTILLO HERNANDEZ.
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