miércoles, 11 de abril de 2018

Pongamos que hablo de Madrid.

 

Como todos sabéis entre el 19 y el 24 de marzo de 2018 se disputó la duodécima edición del campeonato de Europa Máster en Pista Cubierta en la localidad de Madrid. 
 
Con esta, era la tercera vez que se celebraba este campeonato en España, las dos anteriores se celebraron en San Sebastián con un gran éxito.
 
El caso es que el año pasado había pensado en asistir a este evento deportivo y preparar un poquito las pruebas en las que quería participar.
 
Pero como la vida te da sorpresas, a finales de noviembre, cuando cruzaba por un paso de cebra, un coche con un “conductor despistado”, me atropelló y me mando volando 7,75 metros según el atestado policial, con tan mala o buena suerte, aun no lo sé, que hago un aterrizaje con doble impacto,  el primero con un fuerte golpe en la espalda, y un segundo rebote con un fuerte golpe en el esternón. ¡TODAVIA ME DUELE! 
 
El tema es que me quedo tirada en el frio asfalto mientras que el conductor del vehículo, no reacciona, no sale del coche, no pide ayuda. Mientras estaba tirada en el asfalto solo pensaba que aquel hombre se fugaba y que yo solo había visto los dos primeros números de la matrícula.
 
Por suerte para mí, pasa un ciclista y el conductor sale del coche. El hombre se queda de pie frente a mí sin hacer nada. Los segundos pasan y sigue sin hacer nada. No reacciona. Normal me ha atropellado en un paso de cebra con más de 50 metros de visibilidad en una recta, sin ningún tipo de obstáculo que tape la visibilidad. ¡SEGURO QUE ESTABA HACIENDO EL IMBECIL CON EL MOVIL Y NO ME HA VISTO! – pienso para mi interior.
 
Con las pocas fuerzas que me quedan y pese al fuerte golpe en el esternón consigo decirle que llame al 112, que llame a la policía y a una ambulancia.
Para entonces ya había varias personas a mí alrededor que todo y que no podía ver, porque no podía moverme, las escuchaba hablar. Eso me tranquilizó ya que por lo menos el hombre no se podía fugar.
 
El caso es que me saco de la circulación deportiva durante dos meses y medio. Dos meses y medio sin apenas poder moverme, sin poder entrenar, sin hacer gran cosa.
 
Me planto a principios de febrero y el plazo para inscribirme al campeonato de Europa Máster se agota y no estoy en condiciones.
 
Pero como no soy persona que deja que ningún coche atropelle sus sueños, me inscribo de todas maneras al campeonato.  Maria de los Ángeles cuando vas a poder ir a un campeonato de Europa de atletismo a tus casi 54 años –me digo a mi misma.
 
Así que…Nos fuimos pa Madrid…y sin remordimientos.
 
El día 18 de marzo, después de correr la carrera de la Franja, y con la fideua y un par de chispis en el body, tiro para Madrid. Tengo carrera el lunes y el viernes, y me he planificado toda la semana de vacaciones turísticas, monumentos, museos, teatro, tapitas...  En fin, que voy a hacer un poquito el guiri. Y de paso voy a participar en el europeo de atletismo.
 
Como es evidente, no me comí una rosca. 
 
30 minutos antes de entrar en la pista para correr los 3000 m., me descompuse viva en el WC y cuando salí a la pista no tenía fuerzas para nada. Ufff!!! Que mal lo pasé.
 
En la carrera me doblaron dos veces y tardé una eternidad en cruzar la meta, pero no me importó. Ni pareció que les importara mucho a mis compañeras de carrera que vinieron a felicitarme. Me sentí una campeona. 
 
Como anécdota de la carrera debo decir que era la corredora más grande de la pista. Incluidas la alemana y la inglesa. A la que menos le sacaba, le sacaba medio palmo de altura y 10 kilos. Jajaja.
 
Días después me presente en el polideportivo y corrí los 1500 m. con mucha más confianza y sin problemas intestinales. Como es evidente, tampoco me comí una rosca, pero cumplí mi sueño. Ya soy una atleta internacional. Jajaja.
 
Soy perfectamente consciente que para según que personas, irse a un campeonato de este tipo sin poder entrenar y haciendo todavía rehabilitación, sin poder apenas bracear y con dolor de espalda y cervicales  es condenarse al fracaso, condenarse a ser la última de todas las carreras. 
 
Pero la verdad, prefiero ser la última de una carrera, de todas las carreras, antes que  dejar que las circunstancias me superen. NO PIENSO DEJAR QUE NADIE ATROPELLE MIS SUEÑOS. El fracaso está en no intentarlo.
 
Indiferentemente de los resultados, Madrid quedara grabado en mi memoria como ciudad donde conseguí un gran éxito. Madrid queda gravado en mi memoria como la ciudad donde me hice más fuerte. 
 
No hay límites a la voluntad de quien no está dispuesta a rendirse.

Maria de los Ángeles CASTILLO




 

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