miércoles, 10 de febrero de 2016

Correr a los 50. ¡Uf!



Los presentes escritos están dirigidos especialmente a mujeres de cierta edad que durante su vida han hecho poco deporte o ninguno y que en este momento, por cualquier motivo, han decidido que quieren empezar a correr. 
 
Si bien es cierto que mis artículos están escritos en clave femenina, debo aclarar que eso no excluye, ni mucho menos, a los hombres. Simplemente me resulta más fácil dirigirme a mujeres de cuarenta y tantos o cincuenta y pocos años.  
 
Tampoco pretendo que sean estos escritos un “Manual de la perfecta corredora”. Solo quiero explicar lo que he ido aprendiendo poco a poco de este mundillo de las carreras populares, que de fácil no tiene nada. Hay tanta información y tan contradictoria por todas partes que más que informar desinforma.
 
No voy a explicar verdades absolutas puesto que no soy ni técnica deportiva ni nutricionista, pero si algo está claro es que esto de correr no es ni algo nuevo ni algo pasajero. 
 
Antes que se llamara Running, se había llamado Jogging, footing… pero como veréis yo prefiero utilizar la palabra “Correr” porque para mí no es una moda pasajera y porque lo que hacemos es correr. 
 
En tu caso será lo pasajero que tú quieras que sea.
Debo decir que en este proyecto no estoy sola. Tengo grandes amigas y amigos que he hecho en este fabuloso mundo de las carreras populares y que los iré nombrando con familiaridad.
Son grandes deportistas y maravillosas personas que, como yo, pretenden ayudar a quien quiera dejarse ayudar, y que han sido coprotagonistas de más de una anécdota de las que os iré contando y que es posible que os arranquen alguna sonrisa.  
También quiero deciros que hablaremos de cosas como planes de entrenamiento, material necesario para empezar a correr, ejercicios de estiramientos para antes y después de correr, temas de seguridad personal del corredor, nutrición,… 
Y como ya os he dicho que no soy ni técnica deportiva ni nutricionista, antes de explicaros nada sobre estos temas, hablare con especialistas, amigas y amigos, corredoras y corredores que tienen grandes conocimientos sobre diversas materias y que los quieren compartir con todas nosotras y nosotros. 
 
Dicho todo esto, en este primer artículo, y bajo el titulo general de “Correr a los 50. ¡Uf!” os quiero explicar cómo fue mi primer contacto con esto de las carreras populares. 

¡Vamos allá!




Capitulo 1.

El 31 de diciembre de 2011 mi hermana Miriam y yo salimos a correr juntas por la zona del rio como hacíamos de tanto en tanto, cuando nuestros trabajos nos lo permitían.
Digo correr por empezar a definir de alguna manera qué es lo que estábamos haciendo y para que todas vosotras me entendáis. Para ser sincera tendría que decir que mi hermana corría y yo me arrastraba detrás de ella como podía. Pero, como soy generosa conmigo misma, diré que hacíamos “trote cochinero”.
 
El tema es que ese fin de año salimos a correr a las cinco de la tarde por donde solíamos ir normalmente y nos encontramos la mitad del camino cortado y señalado con unas cintas balizadoras. Miramos a un lado y a otro, y como no vimos nada extraño, pasamos por el medio del terreno señalado.  
No habían pasado ni 30 segundos cuando apareció un hombre muy malcarado de Protección Civil y nos echó una bronca importante por pasar. Se trataba del recorrido de la carrera de San Silvestre de Lleida y los corredores estaban a punto de llegar.
Evidentemente lo primero que pensé es que a determinada gente le das un uniforme y se creen “los reyes del mambo”. Hoy en día parece que todo el mundo se cree con derecho de gritarte cuando cometes un error. Y precisamente eso me pone de mala leche. En cierta manera soy como Hannibal Lecter. La grosería y la mala educación sacan lo peor de mí.
Pero, mi hermana que me conoce, antes de que me encarara al hombre por su grosería al decir las cosas (a grito “pelao”) y por el poco respeto que su actitud mostraba hacia nosotras,  me sacó del circuito,  y seguimos nuestro camino.
Metros después tuvimos que volver a parar porque el paso estaba totalmente cortado. Así que decidimos quedarnos y ver el espectáculo deportivo. 
Lo llamo espectáculo deportivo porque realmente ver cómo pasan los corredores de una carrera popular es un gran espectáculo de esfuerzo, sudor y motivación que en pocas ocasiones de la vida diaria se dan juntos.
Vimos pasar el primer corredor como una bala, y tras él dos corredores más. Un pequeño grupo de corredores poco después. Y a un minuto y medio, aproximadamente, paso la primera mujer. Tras ella el resto de corredoras y corredores fueron desfilando frente a nuestros ojos. 
Un buen rato después, cuando creíamos que ya habían pasado todos  los participantes, pasó un pequeño grupo de rezagados.  Mujeres y hombres que corrían como he dicho al principio, a “trote cochinero” y que, aunque era evidente por sus rostros que estaban agotadas y agotados físicamente, mostraban una expresión de satisfacción absoluta.
Al principio cuesta entender cómo es posible estar totalmente trinchada o trinchado y estar plenamente satisfecha o satisfecho, pero a medida que te introduces en el mundillo del corredor popular las dudas y las incógnitas se van disipando. 
Cuando pasaron todas las corredoras y corredores le pregunté a mi hermana porqué nosotras no estábamos  participando en la carrera. Y ella me contesto que nosotras no habíamos entrenado lo suficiente como para poder acabar una carrera así. Que no era lo mismo salir de tanto en tanto a correr de cualquier manera que participar en una carrera popular. Y que si quería participar en una carrera debía trabajar muy duro. 
En conciencia y después de haberlo sufrido en mis carnes, debo decir que mi hermana tenía razón. Sin un mínimo de entrenamiento no puedes lanzarte a correr ni en una carrera popular ni en la calle ni en ningún lado. 
Con todo esto lo que quiero que quede claro son un par de cosas: La primera es que sin estar preparada no puedes lanzarte a correr carreras populares porque nos estamos  jugando el físico.  La segunda cosa es que en la vida de todo corredor popular hay un día en que se te pasa por la cabeza esto de correr, esto de apuntarte a una carrera. Y puedes hacer como yo. Dejarlo en el olvido o hacer lo que hace la gente coherente, ponerse a la acción. 

María de los Ángeles CASTILLO HERNANDEZ.

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