jueves, 21 de julio de 2016

Nectarina atlética. Historia de un desencuentro.

¿Quién no tiene una de esas carreras atravesada y año tras año no hay manera? Una de esas carreras que hagas lo que hagas, simplemente no sale. No sale, no sale y no sale. A mí eso me pasa con la Nectarina Atlética.
Mi historia con esta carrera es una de esas historias amor-odio que tanto abundan en estos días, pero a lo running.
He participado en ella 4 veces, todas las ediciones. Pero ¡NO SALE!
 
Me explico:
Participé en la 1ª edición de esta carrera ya hace 4 años (como pasa el tiempo), y conseguí quedar la tercera de mi categoría de los 10km. Por primera vez conseguía subir al pódium.
Cierto es que no hacia ni un año que había empezado a correr y me hizo mucha ilusión.
Cuando fui a recoger mi trofeo, en lugar de darme una copa, una chapita o algo conmemorativo de la carrera, me dieron una bolsita con un regalo. Concretamente un fular (un pañuelo para el cuello). Y la verdad sea dicha, que según mi madre era una prenda de mucha calidad, pero yo me esperaba una copa.
También hay que tener mala suerte que la primera vez que subo a un pódium no den copa –me dije a mi misma. Total que pille un rebote importante, pero nada comparado con el año siguiente.
En la 2ª edición de esta carrera me volví a apuntar a la carrera 10km. porque soy masoquista. Ese año no me fue también como el anterior, pero quede la 1ª de la categoría.
Espere una hora para la entrega de los premios y… ¡Sorpresa!, habían cambiado el reglamento a última hora y mi categoría no existía. Ni la mía ni la de Montse, otra corredora que, como yo, estuvo esperando para nada. Le mire la cara que puso cuando se dio cuenta de que no teníamos premio y llegue a la conclusión que mi cara  sería igual o peor.  
¡REBOTE, REBOTE, REBOTE! El rebote me duró 3 días.
Me prometí a mí misma que no me apuntaría a ninguna carrera de ese pueblo, ni aunque fuera una carrera de galgos o de caballos. ¡Vamos, ni en bici!
El año pasado (3ª edición) no es que no me acordara de mi promesa del año anterior, pero me apunte a la carrera de 5km. por hacerla con mis compañeros.
El día de la carrera pasó un vendaval por el pueblo y se llevó hasta las vallas. Por lo cual en lugar de ir una vez a hacer la carrera, tuve que ir dos.
Como no tenía pretensión alguna, excepto la de participar en el evento y compartirlo con mis amigos, hacer la carrera no me dio ni frio ni calor.
Acabé la carrera con un tiempo de 24’ 52”, la 5ª de la general femenina. Como no tenía aspiración alguna, en ningún momento me sentí decepcionada.
Y este año… Este año...
 
EL KARMA.
No sé si alguno de los lectores cree en el karma, pero para los que no estén familiarizados con el término les diré que se trata de un condicionamiento con el que nacemos y que podemos aumentar o minimizar a través de nuestros actos, palabras y pensamientos, según los budistas.
María de los Ángeles, no te salgas del tema que te pierdes.
La cuestión es que este año me he vuelto a apuntar a la Nectarina Atlética a la carrera de 5km. Sí, lo sé, soy masoquista reincidente. Me he apuntado con la aspiración de acabar la carrera en menos de 24 minutos. Me he apuntado junto con 10 representantes de mi equipo el C. A. Fraga-Bajo Cinca. Nos hemos apuntado para divertirnos y porque la semana pasada un representante de la organización de la carrera vino a visitarnos a Fraga para animarnos a participar.
Yo ya me había apuntado días antes porque he decidido retomar las carreras de 5km. de la Lliga de Ponent ahora que me estoy recuperando de mi lesión.
La cuestión es que el sábado día 16 de julio a las 20:30 horas, con una temperatura de 29-30 grados yo y 340 corredores más estábamos bajo el arco de salida de la 4ª edición de la Nectarina Atlética.
Se da la salida y salimos a toda velocidad. En mi caso como las cabras, como si no hubiera un mañana, como si se acabara el mundo, como…
(NOTA: en mi caso, como de las carreras lo que más me gusta es el principio y el final, salgo siempre a alta velocidad durante un kilómetro, me estabilizo en un ritmo asumible el resto de la carrera y me marco un spring final de 100-150 metros a lo Isabel Pascual, pero a lo cutre, si las fuerzas me lo permiten). 
Lo dicho, salgo disparada a 4’ 20” el primer kilómetro para instalarme en un cómodo 4’ 45” los siguientes kilómetros detrás de una chica del Club Trotallunatics de nombre “Ro”. Que nombre más raro –me digo a mí misma mientras corro a escasos 5 metros de ella. Con este ritmo tengo suficiente para conseguir acabar la carrera a menos de 24’ mi objetivo para ese día –pienso en mi interior.
Pero no. El Karma es el Karma y en el kilómetro 4, “Ro” se desmalla a los pies de dos corredores y delante de mis narices.
Los chavales se paran y yo también. Los chicos no saben qué hacer y mientras vacío la botella de agua fría que tengo en las manos en la cara de “Ro”, les digo a los chicos que ya me hago cargo que sigan. “Ro” parece que espabila y entre los tres la ponemos de píe. Los chavales marchan.
“Ro” se acaba de espabilar y hace por correr. Le digo que no se preocupe, que corro a su lado. La chica empieza a correr de forma vacilante, pero correr al fin y al cabo.
Esta es de las mías, de las que “mueren matando” –pienso mientras seguimos trotando.
Y como no podía ser de otra manera, la chica al ver el arco de meta acelera ligeramente, como para hacer un spring.
Sonrío y pienso: María de los Ángeles, que no se te vaya la olla y no le hagas un spring a la pobre chica, que hace apenas unos minutos la acabas de recoger del suelo.
Me pongo dos metros detrás de ella y cruzamos la meta. Y la dejo disfrutar de su victoria unos segundos antes de cogerla del brazo y llevármela al puesto de la Cruz Roja para que la visiten.

Mientras es asistida por los sanitarios me dice que se llama Rocío y que siente mucho haber interrumpido mi carrera. Le digo que hay muchas carreras y que lo importante son las personas.
Y eso me recuerda que mientras Rocío estaba estirada en el suelo nos pasó por delante unos cuantos corredores y ninguno paro para preguntar cómo estaba la chica. El “Ansia viva” por mejorar la marca personal o llegar antes que otro corredor no justifica que pases de largo delante de una persona desvalida. ESTO NO ES DE BUEN RUNNER, y define muy bien a las personas.
Mientras a Rocío le hacen la prueba de la glucemia, otra corredora cruza la meta y se desploma. Los sanitarios salen corriendo hacia ella. La chica no reacciona y acaba en la ambulancia con una vía de suero en el brazo. 
Dejo a Rocío con un amigo suyo y me despido de ella.
 
EL KARMA 2.
Con la carrera perdida, pero muy satisfecha me reúno con mis compañeros que poco a poco han ido entrando a la meta. Tito ha llegado el 3º de la general de 10km. Para alegría suya y de todos. Y el resto han hecho una gran carrera. Esta vez nos vamos a ir contentos. Tanto por la organización como por los resultados conseguidos.
Junto con José Manuel nos vamos a recoger el bocadillo que nos ofrece la organización. Pero como somos como somos, ninguno de los dos tiene el tiquet del bocata y hemos de ir a buscarlo al coche.
Por el camino nos encontramos a Enric de Iter5 y me dice que tengo premio. Me quedo un poco contrariada, puesto que he tardado un siglo en cruzar la meta y en las carreras de 5km. no hay categorías, cosa que no entiendo. Si pagamos lo mismo que los corredores de 10km ¿porque no hay categorías? Pero esta reivindicación me la guardo para otro día.
El tema es que llega la entrega de premios y como había dicho Enric, me toca premio. Me quedo “patitiesa” cuando el speaker me llama para recoger el premio a la corredora más “anciana” de la categoría de 5km. Jajajaj. Todavía me estoy riendo.
Y… me dieron un trofeo como a la ganadora de la carrera. Exactamente igual. Una placa con la figura de la Nectarina.
¡Ya tengo mi trofeo de la Nectarinaaaaaaa!!!!!!
Que extraño es esto del running: en 25’ 36’ me ha dado tiempo de correr 5 kilómetros, asistir a una persona desvalida (ser una heroína según una amiga) y ganar el premio a la corredora más YAYA de la categoría de 5km.
¡QUE GRANDE ES EL RUNNING! ¿Alguien lo duda?
 
María de los Ángeles CASTILLO.
 








 

   

 

 

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