El pasado día 4 de septiembre tuvo
lugar la Carrera de montaña de Santa Linya (Lleida), pequeño pueblo situado
entre Balaguer y Àger al que hay que ir expresamente, porque seguro que te lo
saltas si eres corredora o corredor. Pero hay que decir también, que si eres
escaladora o geóloga conoces muy bien las cuevas de esta localidad.
En esta ocasión yo, y cerca de casi 60
corredores más, y numerosos marchistas hemos podido disfrutar del gran ambiente
generado por la organización y por el numeroso público y acompañantes que se
han desplazado a la pequeña localidad.
En esta ocasión también ha venido mi
amiga Marta. Y que conste que no la he engañado esta vez. Jajaja.
Acabábamos de recoger el dorsal y la
organización ya nos ofrecía unas palmeritas y bebidas para almorzar. Para coger
fuerzas. O quizás para que el madrugón se nos haga más liviano.
Y eso me recuerda que en estas
carreras de montaña, por mucho que corra, siempre acabo comiendo más de lo que
quemo. Sin duda tienen plena conciencia que para hacer estos esfuerzos hay que
alimentarse bien. En fin, que almuerzo por segunda vez, no sea que me quede sin
fuerzas.
Termino de almorzar y miro como dan la salida de la caminata a
las 08:30h.
Creo que se me ha olvidado decirle a
Marteta que va a hacer exactamente el mismo recorrido que los que corremos –me
digo a mi misma mientras suena el cohete de salida.
Numerosos corredores ya nos conocíamos
y hemos aprovechado la hora que faltaba para el inicio de nuestra carrera, para
saludarnos.
A las 09:30 horas, se da la salida de
la “Carrera de montaña de Santa Linya” (la Noguera).
La temperatura: de unos 25 grados al
inicio de la prueba y 32 grados al
finalizar.
La distancia: 12 km. con 350 +D.
Del club de
Atletismo Fraga-Bajo Cinca soy la única representante. La tarde anterior gran
número de corredores del club estuvimos participando en la 5k y 10k de Binéfar
a una temperatura bastante extrema (34 grados), y no es cuestión de hacer muchas locuras.
Bueno, no es
cuestión de que hagan muchas locuras, porque he de decir que si bien es cierto
que no estoy muy bien de la cabeza por hacer doblete el fin de semana (Carrera
de Binéfar y carrera de Santa Linya). En mi defensa alego que más de uno, más
de dos y más de tres corredores que me encontré en Santa Linya, también
estuvieron el día anterior corriendo en Binefar. Quede claro que no soy la
única loca.
Total, que iniciamos la carrera a
velocidad moderada, por las calles del pueblo. Cuesta arriba. ¡Cómo no!
Para empezar nos esperaba 4 km. de
constante subida. Y empezamos a serpentear primero por las calles del pueblo, y
luego por la primera colina que encontramos.
Me uno al grupo de Elvi y Laia
(corredoras con las que coincido de vez en cuando) y hacemos unos kilómetros
juntas.
(Qué manía que tienen estos de las
trails de hacer las carreras cuesta arriba. Con lo bonitas que son las carreras
planas. Jajaja).
En el kilómetro 4 encontramos el
primer avituallamiento con agua, bebida isotónica, fruta fresca, frutos secos y
gominolas.
A partir de aquí nos esperan 2,5 km.
de subidas y bajadas por caminos, trialeras, piedras,… hasta llegar al
kilometro 7.5 donde nos espera el segundo avituallamiento igual de generoso que
el primero.
En este punto ya empezaba a calentar
el sol y se ha agradecido mucho las bebidas muy frías que nos han ofrecido.
A partir de este momento se inicia el
descenso hacia el pueblo. Más subidas y bajadas por caminos. Pero esta vez
bastante más moderadas.
En este punto me empiezo a encontrar a
los marchistas más rezagados que esta vez sí que se iban apartando a medida que
eran adelantados por los corredores.
Y poco a poco se van haciendo los
kilómetros a un ritmo relajado y disfrutando del paisaje.
Ni yo me creía el buen ritmo que
llevaba, hasta que ha llegado el kilómetros 11.5 me he dado cuenta de que me
esperaba una bajada bastante pronunciada por una ladera estrecha y de piedras
sueltas que me ha obligado a ser prudente.
¡Que poco dura la alegría en casa del
pobre! –me he dicho resignada al ver que tenía que reducir el ritmo. Pero no me
he desanimado en ningún momento.
A la llegada al pueblo, cuesta abajo,
el público aplaudía calurosamente a los corredores y marchistas que, como un
goteo continuo, llegaban a la meta.
Como era cuesta abajo, me he marcado
un sprint. No vaya a ser que alguien
piense que estoy muy mayor para estas cosas de correr.
Allí, a pie de meta, nos esperaba un
abundante avituallamiento final con fruta variada, frutos secos, palmeritas,
bocadillo de queso o de longaniza o las dos cosas juntas si te apetecía, y
bebida de todo tipo (agua, isotónica, coca-cola, cerveza con o sin alcohol,…) y
sillas para todo el que quisiera sentarse.
Tanto la señalización como el trabajo de
los voluntarios han sido muy buenos. Los voluntarios han sido muy atentos con
todos los que nos hemos acercado al pueblo. Nos han indicado donde aparcar los
coches, por donde se iba a recoger el dorsal,… LA ORGANIZACIÓN UN 10.
La bolsa del corredor, a parte de la
camiseta, también llevaba un brik de caldo Aneto (el primero de la temporada),
un tarrito de miel y un estuche con un preservativo y lubricante, de la
“asociación ANTISIDA” de Lleida, que este año cumple el 25 aniversario.
Los ganadores de la carrera han sido: José
Díaz Bautista del A. E. Noguera Sportbike con un tiempo de1h 04' 03" y Nuria Codina Ales del Cemp-Trotallunàtics con un tiempo de 1h 24' 03".
En cuanto a mí, María de los Ángeles
Castillo, he finalizado la prueba con untiempo de 1h43'10", quedando en la 2ª posición
Máster femenina.
María de los Ángeles Castillo.
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